13 may 2012

Oh, yal.

Me enamoré de ti, de tu pelo, de tu mirada, de tus labios, tu sonrisa; me enamoré de tu carita de ángel, máscara del demonio que llevas dentro. Tus alas, abiertas sin miedo cuando tenías la ocasión, quizás dañadas por volar demasiado. Risas, caladas, intentos de hacer aritos con el humo, voz grave, pánico a los gatos, paranoia. Perfección a la vista, perfección al oído, perfección en el tacto. Perfección al olfato, dulce aroma de los dioses impregnado en mis prendas al salir de tu salón.

¡Oh, la de excusas que habré inventado para lograr tenerte a mi lado, aunque sólo fueran cinco minutos! ¡Las de lágrimas vertidas en silencio sobre mi almohada, sin que nadie se enterara! ¡Cuántos cielos he movido para poder quedar contigo, y cuántos quedan por mover! Para que todo saliera bien, difícil de cumplirse al observar cómo te alejabas. Los de besos que no se han dado y los que se han quedado cortos. Los de sábados de juerga, sin importarnos la mierda que nos rodeaba, olvidándonos de los problemas bebiendo y cantando; y los de domingos de ralladas y resacas.

Cuánto desearía poder retroceder, llegar a aquel momento en el que nuestras miradas se cruzan por primera vez; momento en el que extrañamente mi aliento desaparece, la magia de que al escuchar tu acento madrileño mi corazón late más fuerte. "Hola", decías, y yo ya era feliz. Cómo expresar entonces mi felicidad al poder rodearte con mis brazos, al lograr rozar tus labios.

No sabes, mi reina, lo que significas para mí. Eres un tesoro no ganado del todo, pero orgulloso puedo estar de lo conseguido en estos meses. Cada vez que te veo es un instante congelado en mi memoria, complicado de derretirse. Eres aquéllo que deseé desde que lo vi, aquel capricho tan duradero... Eres aquéllo que tanto costó, que empezó como imposible y acabó como lo mejor. No te miento si te susurro al oído que te considero lo más importante de mi vida, y que no podré caminar cuando te marches. ¿Cómo seguir aquí, si dejas tu brillo pegado por donde pasas? ¿Cómo soportar estar sin ti, si en cada lugar que has pisado voy a ver tu rostro, y en cada canción que hemos escuchado voy a oír tu voz?

¿En qué momento dejamos de sentir el amor sentido el día anterior? ¿Cuándo y por qué el amor deja paso a la amistad?
Mi aprecio por ti y por ésto roza el cielo, yal. Tú eres como el fuego. ¿Sabes lo que significa, verdad? Que cuando no estés, me congelaré como DiCaprio en el Titanic.

Me enamoré de ti, de tu pelo, de tu mirada, de tus labios, tu sonrisa; me enamoré de tu carita de ángel, máscara del demonio que llevas dentro. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario